El ritual inicial de la corte; de farándula y ridículo

Dentro y fuera del país hay estupor, asombro intenso. Al ver a ministros de la corte suprema hincados ante Quetzalcóatl, el 1° de septiembre. Una alteración del estado de conciencia de personas, “en las que se produjo una marcada disminución de su conciencia”, en términos médicos. Estúpido viene de estupor. Señas de amenazas a la ley, al equilibrio de poderes, a libertades, a derechos fundamentales; a la ciencia, a la lógica.


Creer o no creer, y manifestarlo, es un derecho humano fundamental; respetable en todo Estado de Derecho democrático. Una República laica -como define el Art. 40 constitucional-, debe ser respetuosa y neutral ante manifestaciones de esa libertad de pensamiento y de religión. Y a los titulares de los poderes públicos se exige no usar sus cargos para desde ellos practicar sus ritos religiosos. Provengan de religiones naturales, paganas, fetichistas, panteístas, positivas o reveladas. Esta inédita adoración de Quetzalcóatl -incienso incluido-, arrodillarse ante quien exigía sacrificio de niños, darle gracias y hacerle petición de auxilio en su labor de jueces, es un culto y veneración anticonstitucional, antirrepublicano, anti laico. Advierte de futuras estupideces.


El ritual de farándula me hizo releer el discurso de Efraín González Morfín, en campaña presidencial, mayo de 1970: “Hace falta sentido del humor en la política mexicana. El sentido del humor se ríe de todo, pero no le pierde el respeto a nada. El sentido del humor comienza por reírse de uno mismo, sin perder nunca la fe en la propia dignidad”. Lo que sudaron los ministros es sentido de ridículo 4t: perdieron respeto a la Constitución y a su propia dignidad. Se extiende la autoidolatría, encanto de los psiquiatras.


Efraín reafirmó “la validez de una división tripartita, clásica y limpia: en política debe haber algo antes, algo en y algo después de la política. Antes debe existir lo pre-político, es decir, el conjunto de instituciones y actividades que no son ni gobierno ni partidos. En primer término, sobresale la persona. En México urge personalizar, aceptar el riesgo de ser persona: centro autónomo de pensamiento y de decisión. Además, debe haber familia: centro de formación de conciencia, de estrechamiento de lazos afectivos, fragua de caracteres. Debe haber escuela, empresa, e instituciones encargadas de formar conciencia y cambiar a los seres humanos. Lo prepolítico tiene que manifestarse en la política.

Además de lo político tiene que existir lo meta-político, lo que está más allá de la política (religiones, metafísica). Cuando la política se presenta ante el ser humano con pretensiones absolutas, estamos en régimen totalitario”. “Nadie tiene asegurado su destino trascendente por el hecho de militar en política. Tiene que haber instituciones en las que la redención y la salvación no queden en metáfora sino en realidad. Obviamente, un partido político democrático no puede pretender suplir a tales instituciones. Si lo hace, el partido se convierte en pseudo religión…”
Efraín agregó: “Subsiste todo un sistema de arreglos, de complicidad, de componenda, en el que el destino de México se está decidiendo en lo pre-político, en lo que no debería ser instrumento de la política, como es el mundo de la empresa y el mundo de los negocios. Quieren hacer política y tomar decisiones con efectos políticos, háganlo, pero en público. Que no sean grupos de presión oculta, abiertamente asuman ante el pueblo la responsabilidad, y que no sea ni en reuniones de los altos grupos económicos ni en tratos privados, entre el poder económico y el poder político”.

“En México urge establecer la relación equilibrada entre lo pre-político, lo político y lo meta-político, el antes, el en y el después de la política”. “Debemos querer un orden en el que el hecho de vivir en México no sea, para unos, paraíso artificial, y para otros infierno real”.


Insuficiencias prepolíticas y políticas vistas por Efraín hace 55 años (fines de Díaz Ordaz, añorado por Obrador), subsisten: hay familias, escuelas, empresas que no forman conciencia. También componendas entre poder económico y político. Y partidos desfondados de credibilidad. Y hoy chamanes juzgadores. ¿Qué hacer?

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Abogado y político mexicano, del PAN. Ocupó numerosos cargos, entre ellos dos veces diputado federal y procurador de Guanajuato.