Convocados para participar de la Conferencia “Reforma Electoral: Construcción de una alternativa”, los exconsejeros electorales José Woldenberg, Lorenzo Córdoba, Leonardo Valdés y María Marván, coincidieron en señalar que la Reforma Electoral que prepara el gobierno de Claudia Sheinbaum representa, hasta donde es posible advertir, un proceso regresivo y autoritario.
La Conferencia, que tuvo una gran concurrencia, fue organizada por distintas agrupaciones: Controla tu gobierno, Práctica. Laboratorio para la Democracia, Instituto de Estudios para Transición Democrática, Frente Cívico Nacional, Laboratorio Electoral, México Justo, NosotrXs, Unid@s, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, UNE México, Voto por el Clima, México Unido y ecovalores.
María Marván, quien fungió como moderadora, también dio lectura a las palabras de José Woldenberg, quien tuvo que retirarse del evento por un problema de salud. En su texto, el expresidente del Instituto Federal Electoral señaló la Importancia de que “las reglas del juego sean en principio debatidas y acordadas por los propios jugadores”.
Esa, recordó, ha sido la tradición “de las ocho reformas precedentes (desde la inicial de 1977 hasta la de 2014)”. Y enfatizó que “una reforma ´cocinada´ desde y para el gobierno no solo estaría rompiendo con una tradición, sino que sería la consolidación de un proceso que hemos estado viviendo y observando desde 2018: la intención, alcanzada, de reconvertir un régimen democrático en otro autoritario”.
Entre las propuestas que el gobierno actual parece pretender recoger de la administración pasada, se encuentra, dijo Woldeneberg, el tema de la representación, donde se busca “explícitamente conducir al país a un escenario anterior al de la reforma de 1977 (incluso antes de 1963 cuando se inventaron los diputados de partido)”, lo cual, al “a los diputados y senadores plurinominales y a los senadores de la primera minoría”, terminaría incrementando “sin pudor alguno la sobrerrepresentación de la fuerza mayoritaria y la sub representación de las minorías”
Junto con lo anterior, la tentativa de desaparecer a los institutos y tribunales locales, reducir el financiamiento de los partidos y elegir a los consejeros del INE y magistrados del Tribunal Electoral por voto universal, hacen pensar a Woldenberg que, si el gobierno las refrenda,” lo mejor sería que no hubiese reforma electoral”, porque en conjunto podrían “ser el último clavo en la sepultura de la democracia”.
Leonardo Valdés, por su parte, refirió que hay una gran coincidencia con lo apuntado por José Woldenberg, pero quiso referirse en primer lugar al tema financiero, y apuntó que “a primera vista parecería que en México se gasta mucho en la democracia, pero lo cierto es que se gasta mucho en el gobierno”, lo cual indicó se corresponde con el hecho de que nuestro país es la decimosegunda economía del mundo, y eso representa también muchos gastos que sólo el gobierno puede realizar con un presupuesto de más de 9 billones de pesos.
Para este año, mencionó Valdés, el presupuesto del INE (ya con las prerrogativas de los partidos) es de 27 mil millones de pesos, en tanto que el Tribunal Electoral recibe 3 mil 749 millones, “lo que quiere decir que las instancias claves de nuestra democracia (INE, partidos y Tribunal) nos cuestan en conjunto alrededor de 30 mil millones de pesos”, lo cual “en términos del Presupuesto de Egresos de la Federación es 0.33 por ciento, no es ni medio punto…eso cuesta nuestra democracia. Quien se atreva a decir que esto es caro está exagerando”.