octubre 15, 2025
Sheinbaum está hablando la jefa del Estado mexicano; con esa investidura debería ser responsable y respetuosa de la sociedad.

Permio Nobel a Corina es Una buena noticia para la democracia y un justo reconocimiento a la lucha por restaurarla

En una democracia es plausible que cada quien exprese sus muy personales puntos de vista, pero en el caso de Sheinbaum está hablando la jefa del Estado mexicano; con esa investidura debería ser responsable y respetuosa de la sociedad.

Con la solemnidad correspondiente y con la emoción inocultable, Jorgen Wayne Frydnes, presidente del Comité Noruego del Nobel, pronunció: “El Premio Nobel de la Paz 2025 fue concedido a la líder de la oposición venezolana María Corina Machado.

Una valiente y comprometida defensora de la paz… Una mujer que mantiene viva la llama de la democracia en medio de la creciente oscuridad”.

Una buena noticia para la democracia y un justo reconocimiento a la lucha por restaurarla, usando para ello las razones y herramientas de la propia democracia, la lucha pacífica, la expresión auténtica de la ciudadanía expresada en el voto, aunque al parecer se tenga todo en contra.

Al menos tres cuestiones a resaltar en esta decisión: es justa, valiente y no podemos pasar desapercibida la referencia a la democracia y a la oscuridad.

Me referiré a cada una de estas cuestiones y posteriormente a la pobre pero esclarecedora recepción que mereció la noticia de parte de la doctora Sheinbaum.

Es justa, ya que se trata de la valoración de una trayectoria, no de quien pretende colgarse una medalla a partir de un incidente o de buenos propósitos, y menos cuando para ello amenace con el uso de la fuerza.

Es justa, además, ya que no se trata de derechas o de izquierdas, sino de demócratas, aunque haya quienes quieran colgarse la medalla.

Es valiente, ya que resiste a la pretensión del señor Trump y reconoce la valentía de quien se ha quedado en la trinchera aguantando y denunciando el autoritarismo.

Es por demás ilustrativa la referencia a la oscuridad que vive el mundo, cruzado por conflagraciones, celebración de los 80 años del término de la Segunda Guerra Mundial con demostraciones de más guerra.

Avance de los regímenes autoritarios con el correspondiente retroceso de las democracias, acompañado todo ello por el debilitamiento de los sistemas de partidos y el empobrecimiento del debate político, la simplificación de la complejidad en el lenguaje de la banalidad y el populismo maniqueo.

El Nobel, en esta ocasión y en este momento, reivindica la búsqueda de la paz por la vía civilizada de la democracia. Sí, Díaz-Canel, el dictador cubano tiene razón; se trata de una decisión con una alta carga política; es más, es la dignificación de la política.

Por cierto, los únicos dos presidentes que acudieron a la tercera toma de posesión de Maduro en enero pasado fueron el cubano y el nicaragüense; más claro no podía ser.

El Nobel a la señora Machado mereció un amplio reconocimiento, por ejemplo, de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, quien afirmó: “El galardón envía un mensaje poderoso al reconocer que el espíritu de libertad no puede ser encarcelado y que la sed de democracia siempre prevalece”.

En nuestro continente, los presidentes de izquierda Gustavo Petro y Gabriel Boric han sido muy críticos contra el régimen de Maduro, en particular después de las fraudulentas elecciones del año pasado, lo que ha llevado a este último a romper de facto las relaciones diplomáticas.

El presidente colombiano, con la prudencia que ha debido sostener dada la amplia frontera que le es común con Venezuela, felicitó a María Corina y afirmó: “… espero que ayude a que su país consiga el diálogo para mantener la paz”.

Por otro lado, dice mucho una omisión involuntaria, pero dice más cuando expresamente un interlocutor se niega a tomar posición frente a un hecho o juicio, de ahí que la expresión “sin comentarios…” se use, entre otras acepciones, para decir que tengo opinión, pero con mi silencio expreso mi desacuerdo; estamos frente a este caso.

No hay mucho que interpretar; la presidenta Sheinbaum, a pregunta expresa, manifestó su franco desacuerdo al otorgamiento del Nobel a María Corina Machado.

Sin duda, en una democracia es plausible que cada quien exprese sus muy personales puntos de vista, pero en este caso está hablando la jefa del Estado mexicano; con esa investidura debería ser responsable y respetuosa de la sociedad toda, de sus políticas y principios.

Así como no tiene un comentario sobre la recién galardonada, sí lo tiene para el caso de Perú y califica la destitución del expresidente Castillo como un golpe de Estado y nada sobre Israel y Gaza.

La “Doctrina Estrada” es usada como un cliché que cobija cualquier cosa a contentillo de quien tiene el megáfono en el púlpito.

Todo esto dibuja con claridad a la Dra. Sheinbaum, defiende implícitamente a Maduro y tasa con diferente rasero a los gobiernos dependiendo de su cercanía ideológica y no necesariamente valorando las circunstancias específicas, el contexto y sobre todo el respeto a la “autodeterminación de los pueblos” y a su soberanía expresada en las contiendas democráticas.

Más allá del reconocimiento, la lucha de la señora Machado está dejando lecciones por demás importantes.

Una de ellas es que sí se puede combatir exitosamente contra las dictaduras siempre y cuando se propicie la unidad de la oposición y se reclame el derecho a elecciones libres y auténticas.

Frente a la milicia y los recursos del dictador, la unidad de la oposición debe surgir de un amplio consenso —como fue el caso de las pasadas elecciones en Venezuela— y a la par de propiciar que la ciudadanía se apropie del proceso electoral cuidando las urnas y haciendo respetar su voto.

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