Presidenta Claudia es confianza y esperanza

A todos no alegra saber que las políticas publicas de la presidenta Sheinbaum van por muy buen camino.

Clara Luz Flores Carrales

La noticia que compartió recientemente la Presidenta de México, sobre el récord histórico de Inversión Extranjera Directa y la reducción en el porcentaje de personas que viven en pobreza multidimensional, es motivo de orgullo y, sobre todo, de esperanza.

No se trata únicamente de cifras o gráficas, sino de señales claras de que algo se está transformado en nuestro país y que el esfuerzo de millones de mexicanos está rindiendo frutos.

Las políticas de la doctora Claudia Sheinbaum Pardo y que comenzaron con el expresidente Andrés Manuel López Obrador, están cumpliendo las promesas que se hicieron para cambiar el rumbo del país, disminuyendo la pobreza, pero, promoviendo la inversión.

Escuchar que México es hoy un destino confiable para la inversión internacional nos debe llenar de confianza. Significa que las grandes empresas del mundo creen en nuestro potencial, que ven estabilidad y oportunidades para crecer aquí.

Esa confianza se traduce en empleos para nuestras comunidades, en tecnología que moderniza a nuestras industrias y en nuevas oportunidades para los jóvenes que buscan abrirse camino.

No es exagerado decir que cada peso que llega del extranjero tiene la posibilidad de transformarse en un futuro más sólido para nuestras familias.

Desde que fui alcaldesa siempre he dicho que una servidora pública es eficiente en la medida que toca la vida de las personas y es justo lo que está haciendo nuestra Presidenta.

Porque la inversión extranjera no es para unos cuantos es un beneficio que toca las vidas del pueblo, además de todos los programas para mejorar sus condiciones de vida.

Pero la parte más valiosa de esta noticia es la reducción de la pobreza multidimensional. Porque de nada serviría atraer millones si eso no se reflejara en la vida diaria del pueblo.

Que cada vez menos mexicanos vivan con carencias significa que más niños pueden ir a la escuela con un plato de comida asegurado, que más familias acceden a servicios de salud dignos y que se empieza a construir un país donde la desigualdad no sea una condena y se acorte la brecha que dejó el neoliberalismo.

Claro que aún queda mucho por hacer. Nadie ignora que los retos siguen siendo enormes. Pero también es cierto que hoy tenemos un motivo legítimo para celebrar: estamos avanzando. Lo importante será no conformarnos, sino seguir sumando esfuerzos, desde el gobierno, las instituciones, los empresarios y por supuesto, el gran pueblo que respalda a la doctora Sheinbaum.

Como mexicana, escuchar estas noticias me llena de ánimo. Porque más allá de la política, más allá de las diferencias, lo que todos queremos es un país donde podamos trabajar con dignidad y vivir con esperanza. Hoy, los números nos dicen que México va por buen camino, y eso merece reconocerse.

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