Ya han transcurrido más de 10 días de la presentación del primer informe de gobierno de la Presidente Sheinbaum y pareciera que lo que dijo ya pasó a segundo y hasta a tercer término, por lo que es necesario repasar su contenido para “descubrir”, no sólo si lo que dijo es verdad, es una exageración, o si solo es lo que pretende hacer posteriormente.
En este trabajo se comentará sobre “lo que no se dijo”, ya sea por conveniencia política o por considerarlo de poca importancia, a pesar de sus implicaciones sociales:
En el tema del cuidado y protección del medio ambiente, del clima, del agua, de los bosques y de la plataforma marítima y sus costas, sólo se presumieron los programas de Sembrando Vida y poco sobre el impacto que ha generado el tren maya en la Península de Yucatán que, según la organización Animal Político, “la Unesco lamentó no haber podido revisar las Evaluaciones de Impacto Ambiental de las infraestructuras del tren maya y criticó a México no haber realizado la Evaluación Ambiental Estratégica sobre los impactos acumulados del tren maya…”. También se mencionan en el informe ocho compromisos de su gobierno en desarrollo sostenible, pero sus resultados en materia ambiental quedaron cortos ante la destrucción de 7 millones de árboles por las obras del tren maya.
Según el Centro PRODH de la Organización Animal Político, publicado en Noroeste, “los Derechos Humanos son los grandes ausentes en el informe”; el Derecho a la Vida se ha demeritado en la concepción social ante la cantidad de muertos y desaparecidos provocados por la violencia, además, el Derecho a la Vida también se afecta con todos los fallecidos por enfermedades mal atendidas en las clínicas del IMSS y del ISSSTE lo que va contra el derecho de los ciudadanos al cuidado de su salud.
El Derecho a la Información, que es parte del Derecho a la Verdad, está en entre dicho ante los informes de periodistas asesinados en el cumplimiento de su labor, y ahora, se afecta también el derecho a opinar sobre la actuación de los funcionarios públicos que, precisamente por ser “públicos” están sujetos al escrutinio, crítica o reconocimiento por los ciudadanos, a los que ahora se les exigen “disculpas públicas” a quienes critican, lo que es una medida autoritaria, encaminada a “callar y obedecer”, aplicándose el dicho del porfiriato a sus adversarios: “¿qué quieres, encierro, destierro o entierro?”.
El Derecho a la Justicia ha quedado también en entredicho con la supuesta “elección” de los ministros y jueces del Poder Judicial, que quedó integrado con personas “electas” sin considerar su capacitación y capacidad para impartir justicia, independientemente del Poder Ejecutivo y del Legislativo. Ya La Relatora de las Naciones Unidas sobre Independencia Judicial Margaret Satterthwaite, expuso su preocupación al Estado Mexicano sobre “estándares debilitados y deficiencias y criterios inconsistentes en la preselección y presuntos vínculos entre candidatos y el crimen organizado”.
Finalmente, se han demeritado los Derechos a la Libertad sobre todo el derecho a la elección de los gobernantes, a la libertad empresarial, a la libertad de tránsito con tantos bloqueos en calles y carreteras por los grupos delincuenciales y a la libertad de viajar con seguridad.
Así pues, los Derechos Humanos están en duda en estos regímenes de la 4T, derechos de los que ellos gozaron y ahora los restringen o los impiden.