La tragedia humana desborda al Ejército la Marina y gobierno civil

El ejercito, la marina y el gobierno son rebasados por la tragedia
Salvador I Reding Vidaña
Joaquín López Dóriga lo denuncia, las advertencias expertas de lo que podía pasar en las regiones ahora devastadas por las inundaciones, de parte del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), desde el lunes 6 y cada día siguiente demuestran que bien podían haberse tomado medidas preventivas y avisos a la población que sería afectada como lo fue.
La gente sencilla no está pegada a los pronósticos del clima del SMN, que con las nuevas tecnologías son cada vez mejores, mucho mejores. Claro que hay efectos climáticos de lluvias, huracanes y otros fenómenos climáticos cuya proyección a escasas horas son difíciles de predecir y advertir, pero cuando esos fenómenos climáticos se van moviendo y cambiando desde el mar a tierras firmes, el seguimiento profesional y oficial ha sido muy, muy efectivo.
Así, las quejas contra la falta de acciones preventivas de los desastres de los últimos días en ambas costas del país, y que alcanzaron hasta Puebla e Hidalgo, son más que justificadas. ¿Qué información sobre el avance presente y predecible de esos fenómenos tenía la población en sus hogares? Sólo la que ve y escucha de los conductores y reporteros de la radio y en especial de la televisión abierta. Y es en estos mismos medios en donde los gobiernos de los tres niveles podían advertir a la gente de los peligros que pueden acecharle. Y no lo hicieron.
Advertir a la gente de los peligros que va a correr en los siguientes días y hasta en horas, junto con indicaciones de qué puede y debe de hacer para protegerse en sus familias, sus bienes y sus animales es una suma de acciones que los gobiernos tienen en sus manos. Advertir es una parte solamente, hay otras más.
Junto a las advertencias, los gobiernos pueden y deben tomar varias acciones preventivas para auxiliar a la población. Son medidas ya muy conocidas y practicadas tanto a nivel mundial como nacional en México. Experiencia, la hay. Desde preparar albergues en sitios razonablemente seguros y de fácil acceso para llegar, hasta proporcionar medios de transporte para sacar a las familias de los lugares que se van a ver afectados. Preparar y acopiar comida, agua, cobijas, ropa, medicinas en previsión del desastre inminente. Avisar a la gente en dónde están o estarán (en horas) dichos albergues y cómo se pueden trasladar y cuándo a los mismos.
Las autoridades que están bien advertidas de las catástrofes esperadas en cuestión de horas deben alistarse en todo eso y en preparar al personal capacitado para que pueda entrar a ayudar de inmediato. Tener sus propios medios de transporte listos, por tierra, mar y aire.
Ya en pleno desastre de inundaciones y corrientes fuertes de agua, los responsables gubernamentales deben tomar medidas también ya muy conocidas, y actuar de inmediato. Pero todo esto, en la crisis presente, sobre todo en las zonas anegadas en las que se han perdido hogares completos, y lo más grave personas muertas y desaparecidas (lo más probablemente también fallecidas), los gobiernos locales, estatales y el nacional, han sido grave, muy gravemente omisos.
El dolor de la población afectada grita pidiendo ayuda, ayuda de inmediato, primeramente para localizar a sus seres desaparecidos. ¿están vivos, muertos ahogados, destrozados en derrumbes, enterrados? Ayuda de inmediato para los heridos y las personas discapacitadas, para bebés, niños, ancianos y personas enfermas que no pueden moverse ni atenderse por sí mismas.
Los gritos pidiendo auxilio son de alimentos y agua sobre todo y medicinas, Comunicación, en zonas sin señal inalámbrica, y también medios para iniciar la limpieza de sus hogares, y los que los perdieron, ayuda para recuperarlos, con los enseres domésticos necesarios.
La angustia, la desesperación, la tristeza son la norma que priva entre los damnificados, y también de sus familiares y amistades que se ven imposibilitados para darles ayudas efectivas. Y todos, los damnificados, los parientes, los vecinos (los menos afectados o no afectados), los amigos, y la población en general reclaman a los gobiernos su falta de sentido humano para darles las ayudas necesarias. Y la ciudadanía, organizada o no, busca ayudar en lo posible.
Se trata de una gran, enorme tragedia humana, y eso es lo más importante, sobre las grandes pérdidas de infraestructura (en especial de comunicación), de la destrucción de hogares, escuelas, hospitales y cualesquiera otra pérdida, como de animales domésticos, ganado y cosechas, maquinaria agrícola y vehículos.
Las acciones del gobierno de nuevo (ya se había visto con el huracán Otis sobre la zona de Acapulco en 2023) han sido de enorme desprecio de la parte humana de la tragedia, tratando de sacar como se dice raja política a favor del partido en el poder. De nuevo, como en el caso del Otis, se exige detener (y se entorpece) la ayuda de particulares dizque para que la ejerza el gobierno (y se pare el cuello como si fuera suya). Y como ya sucedió en la costa del Pacífico, sicarios de la delincuencia organizada fueron filmados repartiendo ayuda al pueblo. Y un video muestra también personal del gobierno llevando ayuda con el color de Morena.
La falta de sensibilidad humana y las intenciones gubernamentales de hacer creer a lagente que al régimen en turno le interesa su “bienestar”, dificultan la ayuda oficial. Las fuerzas armadas del Ejército y la Marina están en acción, pero la misma es insuficiente, el nivel de la tragedia los desborda.
Las familias sufren, se angustian, se enferman, carecen de agua potable y comida, ropa, un lugar en donde guarecerse, donde descansar, dormir, atender a sus enfermos y heridos, buscando a sus desaparecidos y con ello la población en general lo sufre. Y los gobiernos del régimen sin la indispensable capacidad de atenderlas, demostrando incompetencia e insensibilidad humana, pero ofreciendo ayuda, que como en el caso de Otis, está por verse.