La llamada doble moral, es doble discurso

Cuando una persona, sobre todo una figura pública dice una cosa sobre conductas humanas y hace lo contrario, se dice de ella que tiene “doble moral”, no es así, el lenguaje correcto es “doble discurso” pues dice y defiende un principio moral y lo exige a otras personas, pero actúa en sentido contrario.

Es doble discurso por-que efectivamente dice, pide, exige cierta conducta y hace lo contrario. Así que, si su conducta no es moral, pues no tiene doble moral, pide una y actúa sin otra. Por esa razón lo que tiene es doble discurso, dice una cosa y hace lo contrario ¿y su moral? No la tiene, no la demuestra: no es doble moral.

Hay casos particulares, en que una persona no es congruente consigo misma y la moral que vive. Este es el del presidente Donald Trump. Es un gran defensor de derechos humanos; es, en especial, el principal defensor político y poderoso (como presidente que es) del derecho a la vida de los nonatos en el mundo.

Él es el gran opositor de los promotores del aborto, que mata personas no nacidas. Trump defiende a la familia y al matrimonio natura- les y a la también natural identidad de género, esa que está inscrita en el ADN de cada ser humano (o animal, también), frente a la distorsión de las corrientes “trans”.

Hasta allí todo está bien. Pero… sí, hay un, pero de su conducta. Y es el trato a los migrantes ilegales en los Estados Unidos. Su política de denigración, persecución y maltrato a quienes viven ilegalmente en ese país. La persecución despectiva contra ellos es abiertamente contraria a la moral que predica y practica en otros aspectos de la vida institucional y legal. De lo mismo se le acusa en sus negocios con olor a ilegalidad y en su vida personal.

Quienes se dedican oficialmente a buscar y expulsar de Estados Unidos a las personas que ingresaron sin derecho de residencia y que viven y trabajan en ese país, y que los maltratan sin manifestar respeto alguno a la dignidad de las personas, como son muchos agentes y policías de ICE (Immigration and Costumes Enforcement) son abiertamente respaldados por Trump, y es de esta forma su cómplice. Esta doble conducta, podemos decir demuestra una moral para determinados temas humanos, y una inmoralidad para otros, para los migrantes ilegales.

La “doble moral” no existe, existe el doble discurso, o la doble vida de moralidad e inmoralidad. Lo que una persona predica y lo que no practica demuestra ninguna moral, es doble discurso, palabrería nada más. Y quien practica una moral y también la viola es una persona de moralidad incongruente.

Acusar a ciertos políticos de doble moral es incorrecto, sólo tienen un doble discurso, dicen una cosa para sus “adversarios” y otra diferente, permisiva, para sí mismos, sus seguidores y cómplices. La tristemente famosa frase de “y no me vengan con el cuento de que la ley es la ley” identifica plenamente a los de doble discurso, que piden una conducta moral y practican y amparan lo contrario.

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Doctor en Economía, editorialista regiomontano y militante activo del PAN.