En defensa de la institucionalidad naval.

Almirante Morales defiende la Marina y se compromete a combatir la corrupcion

El martes 16 de septiembre, el Almirante Secretario de Marina, Raymundo Pedro Morales Ángeles, pronunció el discurso central de la conmemoración del 215 Aniversario del inicio de la Independencia de México.

Lo hizo, en circunstancias delicadas tras conocerse la trama de corrupción para el contrabando y robo de combustibles, donde se evidenció la complicidad de mandos navales y civiles, cuya investigación está en curso. La respuesta al hecho por parte del Secretario es reveladora: “Fue duro aceptarlo, pero hubiera sido imperdonable callarlo”.

Me gustaría trascender al escándalo que transcurre en la opinión pública, porque lo importante no es la torpe y grotesca defensa que el Gobierno Federal suele hacer de sí mismo, como tampoco la violencia de las críticas y señalamientos que trascienden el cerco informativo con el que el poder quisiera callar estos ilícitos promovidos desde el poder, y mucho menos, la maledicencia popular que empieza a incluir a la Marina en la abominable lista de instituciones inservibles y corruptas que dañan al país.

En Acción Nacional criticamos durante años las acciones encaminadas a desnaturalizar las funciones y esencia de las fuerzas armadas. Sostuvimos que su responsabilidad era y es velar por la seguridad nacional, por la paz social en nuestro territorio y nuestros mares, en coadyuvar cuando fuera necesario en labores de combate al crimen organizado y, en servir leal y patrióticamente al pueblo de México, no al gobierno en turno.

Nos opusimos vehementemente a la militarización del país, pero rechazamos aún más, convertir al Ejército y la Marina en mano de obra para caprichos forzados por el Ejecutivo, a que las instituciones militares se habilitaran en funciones aduanales, de administración portuaria o aeroportuaria, que se les improvisara en actividades empresariales como administradoras o concesionarias de giros relacionados o no con sus atribuciones constitucionales o legales.

El hecho denunciado por el Almirante Secretario en su discurso es, precisamente, la comprobación del daño que esa política ha causado a la Marina-Armada de México, la cual es hoy señalada y desprestigiada no solo por aquellos ciudadanos y líderes de opinión que luchan contra la corrupción y la ilegalidad, sino que también, es destruida por dentro por el crimen organizado, que trata de nulificarla como fuerza capaz de perseguirlo, enfrentarlo y someterlo al orden y a la justicia por el bien de México.
El hecho de que dos vicealmirantes, sobrinos políticos del ex secretario del ramo en el sexenio del presidente López Obrador, Rafael Ojeda, quienes por la mera relación de parentesco no debería ocupar esos cargos por el evidente nepotismo, involucra directamente no solo a los altos mandos navales de esa administración, sino incluso al propio titular del Ejecutivo, quien no podía desconocer operaciones que implican un desfalco al patrimonio nacional de más de 160 mil millones de pesos anuales.

Sería inverosímil que el poder fingiera desconocimiento del tema, cuando la atención del expresidente López Obrador siempre ha estado en la industria petrolera, en la soberanía energética, en la renta petrolera, en el costo de las gasolinas, en la construcción de una refinería inútil, e incluso, en el envío de combustibles a la Isla de Cuba.

Me permito expresar una enérgica defensa de una institución pública de larga trayectoria y gran prestigio como lo es la Marina-Armada de México, la cual no puede verse manchada por la inmoralidad corrupta de un régimen político pasajero que trajo a la institución prácticas ajenas al honor y la disciplina que la han caracterizado siempre.

No podemos permitir que la corrupción llevada a la Marina por la ambición de riqueza de unos cuantos delincuentes, postren a la institución para someterla a fines contrarios al interés nacional.

Ya basta de que el régimen autoritario que padecemos corrompa a las instituciones históricas que han servido
lealmente a la Patria y les da órdenes de incumplir sus responsabilidades contra la delincuencia, mientras que, al mismo tiempo, las infiltra y las usa para sus fines perversos y destructores de la confianza y el prestigio de la Armada de México.
Exigimos al Almirante Secretario que las preocupaciones y hechos señalados en su discurso del 16 de septiembre, lleven a las acciones contundentes para liberar a la Marina de la corrupción que le ha salpicado el gobierno de MORENA. Que nos dé el ejemplo de actuar esta vez con eficacia y celeridad hasta las últimas consecuencias para desarticular la red de contrabando y robo de combustibles y que se incauten las riquezas mal habidas por los cómplices corruptos del régimen.

México necesita hoy más que nunca lo que la Marina le ha brindado siempre: lealtad, eficacia, honor, patriotismo y cumplimiento del deber.

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Escritor, investigador e historiador del PAN, es asesor político y editorialista.