La encuesta, como de algún modo hemos señalado, es un regalo de Dios. El portento de conocer la opinión de millones con muestras aleatorias tan pequeñas como 400, quizá nos pase inadvertido, pero no por ello deja de ser maravilloso.
A pesar de las travesuras que las redes sociales les han hecho, de las encuestas podemos rescatar lo siguiente, a condición de que el trabajo de campo se realice en un solo día, porque la población estadística cambia día a día.
- Sigue siendo la única forma de conocer la opinión pública.
- Si el tamaño de muestra rebasa nuestra capacidad de trabajo en un día, se debe dividir la muestra en cuatro o más partes iguales, para tener la opinión pública en cada uno de los días del trabajo de campo. Al reunirlas tendremos la opinión pública durante todo el periodo de trabajo de campo, pero solo a condición de que el Monitoreo luzca control.
- En caso de que el Monitoreo no luzca control, se recomienda, para tomar decisiones, usar el valor del indicador político correspondiente al último día del trabajo de campo.
Como podemos ver, las alternativas son las siguientes: 1- Hacer todo el trabajo de campo en un solo día. 2- Apoyarnos en el Control Estadístico para evaluar la confiabilidad de la encuesta.
Dado que los horarios adecuados para hacer trabajo de campo son muy restringidos, la primera opción no está disponible para el grueso de las compañías encuestadoras. Por ello nos concentraremos en lo que sigue, en la segunda opción.
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