Tanto México como la Presidente Sheinbaum están sufriendo las consecuencias de las
torpes decisiones, ocurrencias y pseudo políticas del gobierno de López Obrador, que
están “pegando” una y otra vez sin que la presidente tenga la intención ni la
determinación para resolverlas, pues no quiere que se perjudique a quien fue su
mentor y a quien le debe la presidencia; muchas de esas “políticas” y decisiones se
han continuado, a pesar de que se sabe que no son las que México requiere.
- Un primer asunto es el de las pésimas relaciones internacionales que la Presidente
Sheinbaum heredó de “su maestro”. Algunos problemas medio se solucionaron, como
el de los migrantes extranjeros a quienes se les abrieron las fronteras mexicanas para
que, como dicen las autoridades norteamericanas, “prácticamente invadieran a E.U.”.
Este asunto se veía muy difícil, hasta que el gobierno del norte le pusiera un ultimátum
al gobierno mexicano para que se cerraran las puertas y los puertos, por donde se
introducían migrantes de diversos países.
Por su parte, la migración de mexicanos a E.U. se ha reducido sustancialmente debido
a la ampliación de los muros, el aumento de guardias estatales, federales y de
“voluntarios” de E.U. que se han ofrecido para “cazar” migrantes mexicanos; además,
se está sufriendo el oprobio de las redadas de mexicanos en aquél país, que
prácticamente son considerados delincuentes, sujetos a expulsión, prisión y maltrato;
todo esto ha disminuido, aunque no ha detenido la migración de miles de nacionales
que toman todos los riesgos en busca de mayores empleos y mejores condiciones de
vida, que en este país no encuentran. - El Presidente Trump está ejerciendo todo su poder, sus armas, su tecnología y su
economía para imponer las condiciones que considera más favorables para su país;
en cambio, en frente tiene a México y su gobierno, debilitado y acorralado con la
ignominia de las culpas del narcotráfico y los carteles, para cuyo combate E.U. ha
estado exigiendo que el ejército mexicano, ahora sí, los esté combatiendo y, aunque la
Presidente Sheinbaum lo niegue, lo oculte o lo minimice, el gobierno norteamericano,
ha estado “interviniendo”con su tecnología para localizar jefes y líderes de los carteles
y ha logrado que México se los extradite, casi sin procedimientos jurídicos ni protocolos
internacionales. Lo último ha sido la información de E.U. sobre la corrupción en las
aduanas y el huachicol. - El otro factor de imposición del gobierno de E.U. ha sido el económico, con sus
aranceles y con la amenaza de la revisión del contenido del Tratado de Libre Comercio
que Trump pretende revisar y modificar exigiendo mejores condiciones para E.U.; así,
ha presionado a México para que aplique aranceles de un 50% a las importaciones de
autos chinos, lo que ha provocado el enojo del gobierno chino.
En resumen, todo indica que E.U. está imponiendo sus disposiciones en el control,
combate y eliminación del narcotráfico al gobierno mexicano, así como en su
economía y las relaciones internacionales, todo a pesar de nuestra soberanía
nacional. - Mientras tanto, el gobierno y la sociedad mexicana, como que cerramos los ojos ante
el drama de tantas familias afectadas con la guerra contra una delincuencia no
combatida por AMLO, sino más bien protegida y “aceptada”.
Tan solo en 2024, el Inegi reconoce 32,252 asesinatos, o sea, más de 91 diarios; hasta
aquí esta cifra, pero atrás de ella están todas las familias afectadas, viudas, huérfanos
y sin el sostén de la casa; además, en 2025 hasta julio, ya había 394 feminicidios y el
sexenio de AMLO cerró con 72,100 cuerpos sin identificar, con su correspondiente
secuela de consecuencias familiares.
La organización Causa en Común, documentó 2,517 atrocidades en el primer
semestre de 2025, tales como: 704 asesinatos con tortura; 260 mutilaciones; 256
asesinatos de mujeres con crueldad extrema; 200 masacres; 131 asesinatos de niñas,
niños y adolescentes; y habría que agregar los miles de desaparecidos, lo que ha
generado que miles de madres y esposas estén en pie de lucha contra las autoridades
indolentes e incapaces de actuar con un mínimo de eficacia.
Dentro de las crisis familiares por la violencia, están también los miles de presos en las
cárceles, y también las miles de personas que han huido de sus hogares, ya sea de las
autoridades, de sus enemigos o por temor ante la violencia.
En fin, este horror familiar no ha sido atendido ni siquiera cuantificado y ahí está, para
vergüenza de todo México y su gobierno.