16 de julio de 2025
Redacción
El liderazgo femenino en la industria mexicana ha experimentado avances significativos, pero aún enfrenta desafíos estructurales, según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y estudios recientes de la Confederación de Cámaras Industriales (CONCAMIN).
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, en el segundo trimestre de 2024, la participación económica femenina alcanzó el 46.3%, el tercer registro más alto en la última década, con un aumento de 436 mil mujeres en la Población Económicamente Activa (PEA) respecto al año anterior. Sin embargo, las mujeres representan solo el 39.2% de los puestos directivos y de liderazgo en el sector industrial, evidenciando una brecha significativa en comparación con los hombres.
CONCAMIN, en su más reciente análisis sobre competitividad industrial, destaca que las mujeres ocupan apenas el 27% de los cargos directivos en empresas del sector manufacturero, un porcentaje que se reduce al 20% en industrias como la energética y la minera. A pesar de esto, las empresas con mayor presencia femenina en roles de liderazgo reportan hasta un 15% más de rentabilidad, lo que subraya el impacto positivo de la diversidad de género en la productividad.

El INEGI también señala que las mujeres en el sector industrial enfrentan barreras como la informalidad laboral, que afecta al 28% de las trabajadoras, y una carga desproporcionada de trabajo doméstico no remunerado, equivalente al 24% del PIB nacional. En este contexto, CONCAMIN ha impulsado iniciativas como el programa “Mujeres Industriales”, que busca capacitar a mujeres en habilidades técnicas y de liderazgo, con el objetivo de incrementar su participación en sectores estratégicos como la tecnología y la manufactura avanzada.
A pesar de los avances, persisten retos como el “techo de cristal” y el síndrome del impostor, que afecta con mayor frecuencia a mujeres en puestos gerenciales, según expertos citados por el INEGI. CONCAMIN propone fortalecer políticas de inclusión, como mentorías y flexibilidad laboral, para cerrar la brecha de género.
El liderazgo femenino está transformando la industria mexicana, pero lograr la paridad requiere un esfuerzo conjunto entre el sector público, privado y la sociedad. Con el impulso de programas específicos y un cambio cultural, México puede consolidarse como un referente de equidad en la región.