La Unión Europea ha planteado adelantar para el 1 de enero de 2027 la prohibición de importaciones de gas natural licuado (GNL) proveniente de Rusia, un año antes de lo que se había establecido originalmente.
Esta medida forma parte del decimonoveno paquete de sanciones que la Comisión Europea prepara para fortalecer la presión sobre Moscú, debido al prolongado conflicto en Ucrania.
Según declaraciones de Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y otros altos representantes del bloque, el objetivo es reducir los ingresos que Rusia obtiene de los combustibles fósiles —que considera fundamentales para financiar la guerra—, promoviendo al mismo tiempo la independencia energética de Europa mediante diversificación y mayor uso de fuentes bajas en carbono.
No obstante, la propuesta enfrenta resistencias internas: países como Hungría y Eslovaquia han expresado preocupación por los efectos en su seguridad energética, los costos para los consumidores y posibles demandas derivadas de contratos energéticos vigentes.
Otro factor relevante que acelera este cambio de calendario es la presión diplomática exterior, particularmente de Estados Unidos, que insta a que los estados europeos tomen medidas más firmes contra las importaciones de energía rusa.