El martes 4 de noviembre de 2025, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, fue víctima de un acto de acoso sexual mientras caminaba en el Centro Histórico de la Ciudad de México, en un trayecto desde el Palacio Nacional hacia la sede de la Secretaría de Educación Pública (SEP)
Según la mandataria, un hombre se acercó por detrás mientras ella saludaba a personas, la besó en la mejilla e incluso tocó sus senos sin su consentimiento.
El agresor fue detenido por elementos de seguridad y puesto a disposición de la Fiscalía de la CDMX.
Sheinbaum relató que en el momento no se percató inmediatamente de la magnitud del acto. “Estaba hablando con otras personas, no me doy cuenta de inmediato… hasta que veo los videos”, dijo.
La presidenta informó que presentó una denuncia penal formal ante la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX) por el delito de acoso sexual, aprovechando que en la capital del país esta conducta está tipificada como delito penal.
Después de acosarla, agregó Sheinbaum, el hombre acosó a otras mujeres en la misma calle, “entonces está detenida esta persona”.
Pero su decisión va más allá de una reacción personal: “Decidí levantar denuncia porque esto es algo que viví como mujer, pero lo vivimos las mujeres en nuestro país”, dijo.
Además, anunció que ordenó revisar en cuáles estados de la República la conducta de acoso está considerada como delito penal, con la intención de impulsar una homologación del marco jurídico a nivel nacional.
También dio a conocer el lanzamiento de una campaña nacional de concientización contra el acoso sexual y las agresiones hacia las mujeres.
El acoso sexual es un delito que está tipificado en el artículo 179 del Código Penal de la Ciudad de México. Cualquier persona que “realice una conducta de naturaleza sexual indeseable para quien la recibe, que le cause un daño o sufrimiento psicoemocional que lesione su dignidad” puede alcanzar una pena de 1 a 3 años de prisión.
¿Por qué es significativo para todas las mujeres de México?
El incidente no sólo afecta a la persona de la Presidenta, sino que visibiliza una problemática persistente: más del 70 % de las mujeres mayores de 15 años en México han sido víctimas de alguna forma de violencia.
“Si esto le hacen a la presidenta, ¿Qué va a pasar con todas las jóvenes mujeres en nuestro país?”
CLAUDIA sHEINBAUM
PRESIDENTA DE MÉXICO
En su mensaje también subrayó que el acoso no debe verse como “una costumbre”, sino como violencia que vulnera el espacio personal de las mujeres.
¿Qué sigue? Los retos para convertir el hecho en una política pública
- Revisión legal estatal:
Aunque en la CDMX el acoso sexual está catalogado como delito, no todos los estados cuentan con ese nivel de tipificación. La intención del Gobierno es revisar los códigos penales estatales para que el acoso callejero pase a ser delito en todo el país. - Campaña nacional y visibilización:
La campaña anunciada busca sensibilizar, cambiar normas sociales y crear un frente que permita que las mujeres denuncien y que los agresores sepan que habrá consecuencias. - Protección de derechos de víctimas y ética en medios:
La Presidenta criticó que medios difundieran imágenes del incidente, lo que calificó como revictimización. Se enfatiza la importancia de proteger la dignidad de la víctima y no trivializar o glamourizar el acoso. - Seguridad y acompañamiento efectivo:
Aunque el episodio ocurrió pese a un escolta, Sheinbaum reafirmó que no reforzará innecesariamente su seguridad porque quiere mantener cercanía con la gente. Este planteamiento muestra un equilibrio entre protección personal y ejercicio público.
Este incidente marca un antes y un después: no es sólo un caso aislado contra la Presidenta, sino un punto de inflexión para visibilizar que el acoso sexual en espacios públicos es una realidad que afecta a millones de mujeres en México. La denuncia presentada por Sheinbaum aspira a transformar ese hecho en una acción estructural: que el acoso deje de ser visto como una molestia inevitable y pase a ser un delito sancionado de manera homogénea en todo el país. Así, el mensaje es claro: ninguna mujer debe caminar por la calle con la incertidumbre de que su cuerpo o su espacio personal puedan ser vulnerados sin consecuencia. Y esa convicción se traduce en denuncia, campaña, revisión legislativa. Es un paso hacia que el respeto y la protección de las mujeres sean una norma y no una excepción.
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