Además de los múltiples problemas que está ocasionando la violencia, a la que
desgraciadamente nos estamos acostumbrando, se presentan todos los días, desde el
sexenio anterior, constantes plantones, bloqueos, protestas y toma de instalaciones y
edificios públicos, sobre lo cual las autoridades no encuentran qué hacer para
detenerlos, disolverlos, dividirlos o por lo menos ignorarlos, a pesar de que muchos de
esos actos han sido violentos o han ocasionado daños a terceros, a los propias
autoridades y a la economía en general.
¿Por qué se han recrudecido y aumentado estas protestas de los ciudadanos contra el
poder público?, evidentemente porque éste no está cumpliendo con sus funciones
básicas de buen gobierno: porque no ha podido o no ha querido proporcionar a la
sociedad el servicio ineludible de seguridad personal y de respeto al derecho a la vida
y la salud; porque prevalece la impunidad y se minimizan de los reclamos de
agricultores del maíz por un precio justo, de los aguacateros y limoneros que protestan
contra la extorsión y el “impuesto” que exigen los carteles y ahora, por el asesinato de
uno de los líderes de limoneros; también por los constantes reclamos de madres e
hijas por sus familiares desaparecidos o asesinados y por los crecientes feminicidios,
infanticidios, asesinatos de periodistas y de policías y funcionarios públicos y otros
múltiples casos de agravios no atendidos, no resueltos, ocultados y hasta olvidados
por las autoridades.
Ante este desorden social no queda más que preguntarse: ¿quién manda realmente en
México?, pues en el medio rural son los carteles los que se han apoderado de vidas y
haciendas, de caminos y medios de comunicación; las autoridades locales están
atadas de manos por miedo, por conveniencia o porque son también parte de la
delincuencia; en las ciudades, a pesar de los rondines del ejército, de la guardia
nacional y de policías estatales, los asesinatos siguen, continúa el cobro de piso a
comerciantes y empresarios, así como las represalias a quienes no se sujeten a las
exigencias de los maleantes; siguen igualmente el narcotráfico, los desaparecidos y
los desplazados, en fin, esto indica que ya se perdió el control y la gobernanza.
Según las autoridades de E.U., México está controlado por los carteles, “aunque dicen
respetar mucho a la Presidente Sheinbaum”, pero en la práctica dicen que no es ella la
que gobierna el país; sin embargo, desde la Secretarías de la Defensa Nacional, de la
Marina y desde los cuarteles y bases navales, llegan síntomas de que los que parecen
mandar en México son los militares, dueños de todas las armas, de aeropuertos,
puertos y trenes de México; son los que tienen el poder para controlar y acabar con la delincuencia y ahora cuentan con todo el presupuesto que necesitan más los ingresos
que obtienen de las obras e instalaciones que gratuitamente les han sido
concesionadas y hasta de las actividades delictivas como el reciente caso del
“huachicol fiscal” que les produjo a algunos oficiales de la marina “pingües”
utilidades. Así pues, el sector militar está en posición de imponer sus condiciones al
poder civil.
Algunos proponen que quien realmente gobierna y dirige a México es el expresidente
López Obrador a través del Congreso, del Partido Morena y de la 4T. Lo cierto es que
sus “políticas” e ideología estatista y antiempresarial, su autoritarismo y centralismo
están presentes y actuantes; su política internacional a favor de los países de izquierda
y contra E.U. ha disminuido porque Trump ha impuesto sus “órdenes ejecutivas” a
México y a todo el mundo, a lo cual la Presidente Sheinbaum ha tenido que doblegarse
aún en contra de “su mentor”; pero todo parece indicar que el poder de AMLO está en
declive frente al poder del país del norte.
Entonces, ¿en México está mandando Trump? Se puede decir que, en la economía de
México, Trump cada día tiene más injerencia y control a través de los aranceles y
prohibición a las exportaciones de México hacia E.U., a través de la expulsión de
migrantes mexicanos que aquí no encontrarán trabajo, o a través del impuesto a las
remesas y sus demandas contra la migración y el narcotráfico, así como de sus
inocultables deseos de intervenir en México, de una u otra forma.
Por lo tanto, ¿quién manda en México? Es probable que los actores mencionados y el
gobierno tengan su tajada, pues la oposición política ya no aparece y el sector
empresarial está temeroso y sin los líderes necesarios; mientras tanto, la sociedad que
se aguante.

