La aviación es de interés económico y de eficiencia

Como en cualquier actividad en la aviación hay derechos y obligaciones
La materia fundamental para vivir en sociedad: “Derechos y Obligaciones”. Su propósito es sencillo, formar ciudadanos capaces de comprender las leyes, las reglas y las normas que rigen la convivencia, no solo para obedecerlas, sino para interpretarlas con criterio el entender el porqué de las cosas.
En el ámbito de la aviación, esta base es aún más necesaria. Quienes nos dedicamos a esta actividad debemos entender a fondo el marco legal y normativo que la sostiene. Para entender la ley, primero hay que saber leerla e interpretarla, y eso implica estudiar su exposición de motivos. Redactar un párrafo legal de tres renglones puede implicar semanas o meses de estudio técnico y jurídico, así como tratados y acuerdos internacionales. Mucho se dice que las leyes tienen “zonas grises”, pero la realidad es que esas zonas se reducen considerablemente cuando las personas estudian el porqué de la norma, su contexto y esto hace que las cosa funcionen.
En el entorno militar es común que se forme a las personas mas letristas en el buen sentido, es decir, a cumplir de manera estricta, sin cuestionarlas. Un buen militar obedece, y esa lógica es funcional dentro de una estructura jerárquica. Sin embargo, trasladar esa lógica al ámbito civil, particularmente a la aviación, puede ser negativo. Hay buena voluntad, sí, pero si no hay conocimiento, la industria y los aviones se pueden caer. La aviación no perdona errores de interpretación, ni decisiones sin sustento técnico y jurídico.
Recuerdo que cuando en el despacho analizábamos el aumento de los divorcios, mi padre decía, “No te desgastes, el problema es 99 % económico y 1 % amor. Cuando lo veas así, podrás plantearle soluciones a tus clientes”. Aplicando esa lógica, en aviación las proporciones cambian, en la aviación es 100 % económico, y viéndolo desde esa perspectiva, prácticamente todo puede tener solución.
Lo que se necesita es una autoridad que entienda el sistema en su totalidad, que analice a fondo la situación y busque el “cómo sí”, no el “por qué no”. Por ejemplo, hacer un flujo económico y analizar con claridad de dónde proviene el dinero que sostiene a la aviación civil.
En aviación comercial la fuente principal son los pasajeros y en aviación general, los propietarios de aeronaves. A partir de ahí, habría que mapear cómo se distribuye el dinero, TUA, rentas, mantenimiento de aeropuertos, aeronaves, capacitación de pilotos, personal de tierra, talleres, certificaciones, seguros, entre otras muchas cosas.
La pregunta de fondo es si esa repartición es proporcional y justa en relación con la responsabilidad que asume cada actor, con la inversión que realiza, con el empleo que genera y, sobre todo, con su impacto en la seguridad operacional.
No he encontrado ningún estudio serio que analice cómo se distribuyen los flujos económicos que genera la aviación civil. Y sin ese entendimiento profundo en lo legal, cultural y económico, cualquier política aeronáutica estará incompleta.