
Emmanuel Fuentes, en su sección ¡Siempre Fuerte! nos habla de la importancia de que las personas con capacidades diferentes tengan derecho a una vida sexual activa y plena.
«Tenemos derecho a la sexualidad, al igual que la vida, la vivienda digna, el trabajo y la familia», expresó.
La sexualidad dice Emmanuel es fundamental para el bienestar físico, emocional y social, sin importar las condiciones de movilidad, sensoriales o cognitivas.
Emmanuel, quien tiene un hijo de 3 años llamado «André», recuerda con alegría como conoció a su esposa Ana Li a través de las redes sociales, y subraya: «Nuestros corazones se llevaron bien».
En un video que transmitió en vivo a través de sus redes sociales en su cuenta de Tik Tok, el influencer habló con total apertura de su intimidad.
«La discapacidad no elimina el deseo ni la necesidad de intimidad. Lo que debe cambiar es la forma en que la sociedad mira y acompaña estas experiencias».
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), la sexualidad contribuye al equilibrio emocional, fortalece la autoestima y mejora la calidad de vida. En el caso de las personas con discapacidad, una vida sexual activa ayuda a derribar estigmas, promueve la inclusión y reafirma la autonomía personal.
A pesar de los avances, todavía existen tabúes y prejuicios que limitan el ejercicio pleno de la sexualidad en este sector. Muchos entornos familiares y médicos evitan hablar del tema, lo que genera culpa, represión o aislamiento emocional.
Además, la falta de políticas públicas integrales impide que se garanticen derechos sexuales y reproductivos de manera equitativa. En algunos países, incluso, no se contempla la educación sexual adaptada, lo que restringe la información y el acceso a servicios de salud adecuados.
Emmanuel subraya que la educación sexual inclusiva es clave: “Hay que enseñar a las personas con discapacidad que pueden disfrutar, decidir y establecer límites. Y también hay que educar a la sociedad para respetar esas decisiones”.
Hacen falta programas para promover el acompañamiento profesional en temas de sexualidad y discapacidad, incluyendo terapias de pareja, orientación sobre placer y autoconocimiento, y apoyo psicológico.
La evidencia médica también respalda los beneficios de una vida sexual activa: mejora la circulación, fortalece el sistema inmunológico, reduce el estrés y estimula la liberación de endorfinas, las llamadas “hormonas de la felicidad”.
En suma, hablar de sexualidad y discapacidad es hablar de derechos humanos. Garantizar que todas las personas, sin excepción, puedan vivir su sexualidad de forma libre, segura y satisfactoria es un paso esencial hacia una sociedad verdaderamente inclusiva.