Un grave problema que por hoy existe en México para un verdadero balance de fuerzas es la carencia de
una auténtica oposición, pues en política no basta con solo dar contra sistemáticamente a un gobierno
para poder definirse alguien o algún grupo como oposición.
Por más de 30 años, un servidor fui oposición del régimen anterior de diversas formas y varias
trincheras, desde el mismo interior del PRI, cuando observamos que el poder económico invadía al
poder político desde el corazón del partido desplazando a los políticos y sustituyendo estos por los
tecnócratas, o sea, la caída de los licenciados por la llegada de los economistas, hasta el tener que
formar un movimiento social que luego se tuvo que convertir en partido político para regenerar la vida
pública, social y económica de nuestro país bajo un proyecto alternativo de nación.
Yo fui oposición, en los 80s y 90s muchas veces alcé la voz por los cambios que se hacían en contra del interés público y eso me valió el tener que migrar de partidos junto con muchos otros compañeros.
Antes, ser oposición no se limitaba a solo quejarse y señalar corruptelas, ser oposición era mantenerse
firme con un pensamiento, con un proyecto, era el no claudicar en una lucha por los principios y los
valores mamados en la cuna de quienes formaron patria. Me volví oposición, porque el régimen
traicionó al pueblo, y coincidí con panistas y con comunistas en que el camino que llevaba México nos
conducía a la pobreza, a la polarización, a la desigualdad y el clasismo.
Luché para que la justicia no fuera selectiva, defendí los derechos humanos, di la cara y señalé de frente la corrupción, tomé el micrófono y hablé en las plazas y el pueblo me escuchó y me siguió, pero estaba de frente a una Dictadura Perfecta, que en “votaciones libres” siempre ganaba el previamente “elegido” por el sistema. Aquí NUNCA va a perder el PRI, me decían en tono ufano.
Como oposición, nunca necesité decir que el hijo del presidente calzaba tenis caros o que estudiaba en tal país, porque era más importante señalar que el presidente estaba desmantelando el patrimonio de la nación para malbaratarlo y entregarlo en manos privadas, jamás tuve la necesidad de decir que fulano y mangano se fueron, con su dinero, de vacaciones a lugares caros porque era más importante denunciar que se saqueaba nuestro suelo sin beneficio para el pueblo. Para nosotros como oposición era más importante denunciar que el ejército masacraba campesinos que acusar de corrupción a un almirante por traer a México gasolina sin pagar impuestos.
Nosotros siendo oposición, teníamos un proyecto alternativo de nación, una propuesta diferente al
sistema que estaba destruyendo a México y empobreciendo a los mexicanos, al malbaratar no solo el
patrimonio de la nación sino el mismo valor del trabajo, físico e intelectual del pueblo. Señalábamos lo
malo y proponíamos al mismo tiempo algo diferente para hacer un México mejor, más justo, con un
estado más comprometido con el pueblo y que equilibrara la balanza por el bien de todos.
Yo viví desde la oposición, un sistema rapaz y autoritario en el gobierno, no porque respondiera en las mañanas los dichos o denuncias de los medios, sino porque desaparecía a periodistas, yo fui oposición de un estado narcotraficante no por que a uno de los opositores se nos antojara acusar de eso, sino porque las mismas policías transportaban la droga al amparo de jueces y autoridades, yo en la oposición viví una dictadura no porque mayoriteara en los congresos, sino porque el sistema estaba controlado por pocas manos y aún y que el pueblo te eligiera nunca tenías oportunidad de llegar a ser autoridad, el fraude era sinónimo de “elecciones” pues el estado era el encargado a través de un instituto autónomo hecho a modo para simular democracia. La dictadura era perfecta y la democracia extinta desde dentro del mismo partido “oficial”, pues todos sabíamos frases como “el que se mueva no sale en la foto” y “el PRI nunca pierde y cuando pierde arrebata”.
Es triste ver como hoy la oposición ha sido reducida a un puñado de rebeldes que solo buscan el
escándalo para salir en las noticias para que los pocos seguidores que les quedan sigan sabiendo de
ellos. Es triste saber que lo único que se escucha de la oposición es un continuo berreo sin forma ni
fondo, sin propuesta ni causa a seguir, solo un continuo berreo sin cesar. Es muy lamentable, pues si
alguien puede hacer que el nuevo régimen tenga éxito para el bien de todos, ese alguien es la oposición.
El principal papel de la oposición hoy en día no debería ser berrear y hacer pleitos en las cámaras, menos
el alentar ese berreo y disculpar los golpes y la violencia ni el exportar el berreo a otros países. Eso no
sirve de nada ni convence a nadie.
La degeneración del régimen anterior es un hecho que le consta a toda la nación mexicana a tal grado
que, aún y con el supremo control mediático e institucional de los órganos electorales, la nueva
propuesta de regeneración avasalla en las elecciones de una manera inobjetable. ¿Qué puede hacer la
oposición ante eso?, ¿Berrear?, NO, CLARO QUE NO.
El pueblo no quiere solo quejas, y peor cuando esas quejas son continuamente desmentidas. El pueblo
quiere hechos, quiere el cumplimiento de lo prometido, si ya votó por un nuevo régimen ESO ES LO QUE
QUIERE, y hoy el trabajo de la oposición es hacer que el gobierno CUMPLA cabalmente con la promesa,
pero no pataleando y berreando, sino denunciando de una manera evidente y proponiendo la solución
alternativa, la oposición debe ser ese ojo analítico y escudriñador que están esperando los que aún no se
convencen del nuevo régimen. En vez de mantener sus seguidores cautivos por el miedo al comunismo,
Venezuela o que les quiten sus casas, deberían ser más inteligentes y dar una propuesta alternativa
atractiva a toda la nación mexicana, nada es perfecto y ellos pueden abanderar otro proyecto de nación
que señale las deficiencias del modelo de la 4T y las mejore y garantice su implementación.
La oposición, tan necesaria para la democracia en México, se está auto limitando a ser un simple grupo
de rebeldes sin causa que se sostienen en base a puro show mediático, empujones y la exportación del
berreo, y mientras no presenten un proyecto de nación, no va a importar cuántas veces griten
autoritarismo, dictadura, narco gobierno o corrupción, no va a importar si se suben a estrado a empujar
al presidente, no va a importar que señalen la casa de 12 millones, la tienda de chocolates o los tenis de
chocoflán, más seguidores no van a conseguir ni le van a quitar un solo seguidor a la 4T.
Propuestas de gobierno, ese es su salvavidas, pero al parecer, no hay solvencia para eso.
Buena suerte