La innovación se presenta en diferentes conceptos de la vida diaria, desde la invención de la rueda hasta las llantas a prueba de baches, del inicio de las carreteras hasta los sistemas de conexión viales que unen a un país, desde la invención del dinero para simplificar el trueque hasta recursos digitales sin la necesidad de medios físicos para concretar una transacción. Pero no todos los cambios se dan por medios tangibles, existe la modificación de hábitos del comportamiento, es así que con el avance de la tecnología para optimizar el capital personal por medio de aplicaciones bancarias, transferencias instantáneas e inversiones desde dos sencillos pasos en tu celular, las nuevas generaciones han ido cambiando las formas de pensar sobre el dinero ocioso; en vez de que pierda valor debajo del colchón, actualmente existen alternativas para generar rendimientos en una cuenta de ahorro, fondos de inversión o en los mercados de capital variable por medio de acciones. La apertura de métodos para invertir trajo una revolución en la forma de pensar, pasando de tener ahorros en una cuenta sin movimiento a desde el momento que se deposita la nómina, meterla a la cajita turbo de Nu.
La cultura popular se ha encargado de que, en el pasado, las inversiones fueran consideradas como complicadas formas de obtener dinero con más dinero, representadas a través de rascacielos en Nueva York, trajes a la medida y gritos en los pisos de Wall Street, dando a entender que para involucrarse en el mundo de las finanzas, debías asesorarte con un experto en la materia, tener un administrador de valores que te dijera dónde, cuándo y en qué invertir; las alternativas de instrumentos financieros han ido a la alza, generando un ambiente competitivo por convertirse en la empresa más atractiva para meter tu dinero con jugosos rendimientos.
Antes del nuevo milenio, si querías invertir en CETES como persona física, no había medios tecnológicos como celulares inteligentes o internet lo suficientemente capaz para acceder a tales transacciones en segundos, tenías que acudir a un banco o casa de bolsa para aperturar tu cuenta y esperar aprobación para empezar a elegir las mejores opciones del mercado, fue hasta 2010 que el gobierno mexicano por medio de la SHCP y Banxico lanzó el portal Cetesdirecto para facilitar el acceso a inversiones en deuda soberana, ya no era necesario un intermediario que apilara los cargos burocráticos y reclamara comisiones por gestión. En diciembre del 2014 se lanzó la aplicación para celulares, permitiendo más accesibilidad para el público en general, y a partir de ese momento surgió una ola de aplicaciones con alternativas de inversión.
Los bancos más grandes de México como BBVA, Santander y Banorte, empezaron a incluir en sus aplicaciones secciones de inversión, donde ofrecían instrumentos como pagarés con rendimientos liquidables al vencimiento, fondos de inversión, notas de deuda gubernamental, ahorros con seguro, etc. Cada inversión es distinta en monto, plazo y rendimiento, tener la capacidad de invertir desde la comodidad de tu hogar incrementó la demanda por estos servicios, y por ende, la oferta. Los instrumentos bancarios fueron solo el inicio, pronto llegaron alternativas más atractivas.
Para operar como banco se necesitan estrictos requerimientos normativos que permitan captar dinero del público y otorgar préstamos, existen alternativas para actuar en forma parecido pero bajo diferentes figuras ante la autoridad, estas son las SOFOM, SOFIPO y Fintech, que se encuentran menos reguladas, y por ende, no gozan de los mismos beneficios bancarios como el de un seguro que respalde a los ahorros, esto no exime que para abrirse camino en el sistema financiero mexicano, estas instituciones han ofrecido planes de inversión extremadamente atractivos, como Nu, que por hacer una compra mensual, otorga 15% de rendimiento para los primeros $25,000 y una tasa variable para el resto, o Ualá, que da 11% de interés para los primeros $50,000 a cambio de una transacción mensual de $3,000. Para los inversionistas más hambrientos de rendimientos (y riesgos) están las aplicaciones que permiten hacerse de renta variable en el mercado de capitales por medio de acciones, ETFs y derivados, apps como GBM+, Kuspit y Actinver, que ofrecen lo que antes parecía imposible, invertir en el mercado de valores desde cualquier lugar, pero el acceso a inversiones debe ir acompañado de la responsabilidad para saber que no es un juego ni un casino, sino dinero real.
Las empresas se han esmerado en hacer que las interfaces para captar dinero sean lo más intuitivas posible, es así que aplicaciones como Robin Hood, te distraen con colores y figuras para que no pienses tanto en que estás poniendo en riesgo tu dinero. Ha habido innumerables ejemplos de instituciones financieras mexicanas que por malos manejos terminaron defraudando a sus inversionistas, casos como Banco Famsa, Peak Investment Fund Management, Trinitas, AlquimiaPay, Grupo Ábaco y Ucrem. Si una inversión es muy buena para ser verdad, es porque probablemente lo es, por medio de actos ilegales como ejecutivos aplicando esquemas Ponzi, desvíos de recursos y estados financieros maquillados, logran simular solidez financiera cuando no la hay, dando trabajo a las autoridades para mejorar la regulación.
El conocimiento por el manejo de algo tan sensible como el dinero, debe de ir de la mano con un fuerte sentido de ética para salvaguardar los recursos confiados por los inversionistas, ambas partes de la mesa tienen la responsabilidad de garantizar un correcto funcionamiento, los inversionistas en investigar las acreditaciones e instrumentos prometidos, mientras que los dueños en cumplir con la normativa y ser transparentes en el uso de los recursos. Con el avance de la mentalidad de inversión se adquieren valores para que los involucrados reciban un trozo justo de pastel, la formación académica y experiencia son fundamentales para llegar lejos en el mundo de las finanzas, pero de igual manera se necesitan de valores justos para actuar con medida, la inteligencia y sentido humano no son mutuamente excluyentes.