Héroes informales

Señalar a alguien de ser informal es una práctica común en ciertos estratos socio económicos y más entre quienes son incapaces de ver nada bueno

Tratan muchos de estigmatizar a la persona o la empresa informal, cuando ellos no tienen la culpa.

Todas las personas ocupadas que trabajan en puestos ambulantes, talleres sin registro, autoempleo no formalizado, quienes trabajan para empresas registradas pero no tienen prestaciones ni acceso a seguridad social, agricultores y jornaleros en parcelas ejidales, comunales o de autoconsumo que no tienen seguridad social y quienes trabajan en negocios o parcelas familiares sin remuneración, constituyen la Tasa de Informalidad Laboral que mide el nivel de empleo informal en México a través del INEGI. Es importante diferenciar el empleo informal del sector informal.

Este último son las unidades económicas que no están registradas ante la autoridad (por ejemplo, un tianguis o un changarro o taller). Es decir, puede haber quien tenga un empleo informal en el sector informal pero también pudieras tener un empleo informal en el sector formal, en una empresa registrada. Hasta ahí, creo que esta aclaración ayuda a entender quién es catalogado por las encuestas y conteos de INEGI dentro del universo de empleos informales.

Salta el tema del empleo informal a la mesa a raíz de la publicación de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) hace unos días. La encuesta arroja datos interesantes que merecen algo de análisis, pero también su sola publicación genera un debate en redes sociales sobre quienes quieren encontrar todo lo bueno o todo lo malo en cuanto a resultados que arroja este gobierno y el anterior, especialmente ahora que siguen frescos los datos de otra encuesta del INEGI que arrojó aparentes y necesarias mejoras en el ingreso de las personas.

Supongo que si alguien que lee estas líneas es completamente anti-4T o completamente pro-4T, encontrará la forma de solo ver las encuestas en blanco y negro. Todo bueno o todo malo, según la tribu en la que participe el observador. Pero, como hemos sugerido muchas veces en este espacio, es importante evitar ver al mundo, y a México en especial, con un lente binario: todo bien o todo mal; todo blanco o todo negro; la 4T es lo mejor o lo peor; los de antes son unos genios o unos ineptos. La ENOE arroja datos como estos: la población de 15 años y más es de 102.6 millones. De esos, 61.1 millones representan la población económicamente activa (PEA), un 59.5%. De esos 61.1 millones, 59.4 millones, o un 97.3%, está ocupada (alrededor de 24 millones son mujeres y 35 millones hombres).

Es decir, la tasa de desocupación es del 2.7%. Poco más de la mitad de la población ocupada se ubica en las ciudades más grandes (100,000 habitantes y más). Un 39% de los ocupados perciben hasta un salario mínimo; 29% más de uno y hasta dos salarios mínimos. Alrededor de un 47% de los ocupados trabajaron de 35 a 48 horas por semana y el promedio de todos los ocupados trabajó casi 42 horas por semana. Si se analiza a los ocupados que no son parte del sector agropecuario, un 78% (casi 38 millones) trabajaron en micro, pequeñas y medianas empresas.

Y en cuanto a población ocupada en la informalidad laboral, la encuesta del segundo trimestre de 2025 nos dice que existen 32.6 millones en esa circunstancia, es decir un 54.8%, que es un aumento de casi 400 mil personas en empleo informal contra hace un año.

Se estima que la informalidad laboral en México ha pasado de alrededor de 63% cuando Vicente Fox llegó a Los Pinos a cerca del 54% al término del sexenio de López Obrador y poco menos de 55% hoy en día, un ligero repunte contra el cierre del sexenio anterior. De acuerdo con datos públicos, Felipe Calderón, Peña Nieto y López lograron reducir esta informalidad laboral entre 2 y 3 puntos porcentuales en cada uno de sus sexenios.

En el caso de Fox, se estima que fue alrededor de un punto porcentual; por ahora, a menos de un año del gobierno de Sheinbaum, se percibe un ligero incremento en el empleo informal.

Si volteas a tu alrededor y escuchas opiniones de personas relativamente informadas y educadas, es fácil ver cómo se sataniza al sector y empleo informal. Señalar a alguien de ser informal es una práctica común en ciertos estratos socioeconómicos y más entre quienes son incapaces de ver nada bueno con los avances (temporales o no) en niveles de ingreso (formal o no) y en que la gente encuentre la forma de ocuparse a pesar de que la economía simplemente no levanta, gracias a políticas económicas que hoy, como ayer, no están orientadas al crecimiento económico, a hacer el pastel más grande y mucho menos a incentivar la formalidad (tanto de empresas como de personas).

Tal vez para revertir tantos años de alta informalidad habría que preguntarse los «5 porqués» del método de análisis de causa raíz de un problema. Podríamos empezar por una de estas dos preguntas: ¿Por qué alguien tiene un empleo informal? ¿Por qué no se crean más empresas formales? Y estoy seguro de que eventualmente confirmaríamos que es un tema de incentivos no alineados.

A la empresa no le conviene ser formal o no le alcanza para ofrecer empleos formales. De igual forma para la persona en la informalidad la respuesta sería algo como no encuentro un trabajo formal o no me conviene tener un trabajo formal. A raíz del debate sobre la ENOE me saltó a la mente la imagen de una larga fila de no menos de 60 personas afuera del «Mol del Valle», junto al Palacio de Hierro en San Pedro Garza García, Nuevo León, esperando el autobús de ruta urbana bajo 40 grados de calor y después de una jornada de trabajo.

¿A quién le convienen traslados en transporte público de 1 a 2 horas en cada sentido para un trabajo formal si mejor puede poner un changarro en la colonia? Pregunta simple, pero que puede decir mucho sobre poner las mulas frente a la carreta, alinear incentivos.

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