Hoy la Dra. Sheinbaum presentará su primer informe de gobierno y me adelanto a lo que seguramente presenciaremos. Todo se ha vuelto previsible; el mejor título que nos espera es CONTINUIDAD y con toda certeza la misma presidenta estará de acuerdo.
Durante la campaña y ya en el ejercicio del gobierno, la presidenta ha utilizado, sistemáticamente, el lema del “segundo piso de la transformación”, y si con eso se pretendía perseverar y profundizar en el proyecto obradorista, se ha hecho honor a ese compromiso.
Tal vez la única excepción sea el tema de seguridad y ya veremos si salud. Vayamos por partes. Por lo que hace a la FORMA, pocos cambios.
El púlpito matutino prevalece, tal vez sin tanto brillo, pero con la misma intención de dominar la narrativa nacional. Persisten las giras, pisar el territorio sin pausa y acentuando en ellas el discurso épico: amigo-enemigo. Se sigue usando la investidura presidencial no para dialogar y tender puentes, sino para descalificar a quienes se consideran opositores y para instruir a sus seguidores.
La presidenta gobierna para su grey, para su partido y no acorde al papel para el que fue electa. Al igual que su predecesor, por lo general, pero en particular en momentos políticos críticos, más que presidenta, se comporta como líder de su partido político.
El ejemplo más reciente lo presenciamos cuando se pronunció sobre el vergonzoso zafarrancho que protagonizaron el presidente del Senado y el líder del PRI. Antes de llamar a la calma, al respeto a la ciudadanía que dicen representar, se subió al ring y justificó a su miliciano ante el porrismo (SIC) del otro.
El protagonismo presidencial sigue siendo el eje, aunque hay un poco más de presencia de algunos de sus colaboradores (Marcelo Ebrard, García Harfuch, la secretaria de Energía, el secretario de Salud); lo que sí se nota es menos disciplina en sus filas. Desde críticas abiertas o veladas a las reformas contra la reelección y el nepotismo, hasta la falta de congruencia frente a la austeridad republicana.
En las recientes reuniones plenarias de los legisladores morenistas, predominó el acento que llama a la unidad y al respeto a “sus valores”. Por lo que hace al FONDO, el Plan C (el legado de AMLO) se aprobó desde el primer momento casi en su integridad; lo único que faltaba ya está en marcha: la reforma político-electoral. La ilegalidad de la sobrerrepresentación sigue rindiendo sus frutos. Morena y sus aliados imponiendo en la Constitución su proyecto de país.
La política económica, sin cambios. Se mantiene la misma política fiscal; seguramente en el paquete económico para el próximo año no habrá grandes sorpresas. La inversión pública restringida, a pesar de los anuncios al respecto, y eso es así por el estancamiento económico que vivimos (menos del 1% de crecimiento no merece otro calificativo) y por el costo del financiamiento a la deuda que dejó López Obrador y el costo de los programas sociales.
Por otra parte, el Sr. Trump sigue ampliando el plazo de la aplicación de aranceles, con lo que la economía exportadora respira, pero sigue privando la incertidumbre en las futuras inversiones. Pero a cambio de eso sube sus presiones en temas de su interés como seguridad y migración.
Aquí la estrategia sigue siendo básicamente la misma del sexenio anterior: un discurso nacionalista para el público interno y el pragmatismo como eje en la mesa de negociación para procurar el menor daño posible de cara a la renegociación del tratado comercial.
En lo único en lo que se aprecia una diferencia con respecto a las políticas de López Obrador es en materia de SEGURIDAD. Ya no se habla de “abrazos, no balazos” y al parecer no es solo la narrativa, sino que se documentan acciones que indican el cambio en la estrategia. Enfrentamientos directos contra grupos del crimen organizado, ¡la entrega! (no se le puede denominar de otra manera) de 59 presos mexicanos, el contacto más frecuente entre funcionarios de ambos lados de nuestra frontera norte.
Sin duda, en este delicado tema hay presiones del gobierno norteamericano —la agenda dada a conocer para la próxima visita del secretario de Estado de aquel país así lo constata—; sin embargo, parecería que este distanciamiento del obradorismo no solo obedece a ello.
Los expertos harán la valoración sobre los efectos de este cambio en la estrategia y las modificaciones legales que ya se hicieron para reforzarla; en otras ocasiones me he referido a los “daños colaterales” que esto puede tener en manos de un gobierno autoritario.
Otro tema en las prioridades del señor Trump es el que tiene que ver con la migración; aquí no se observan variaciones; en todo caso, solo se ha profundizado en las medidas para frenarla.
En otro rubro en el que se puede observar al menos una novedad en la narrativa es en materia de salud; al respecto, se ha eliminado del discurso público la “maravillosa” idea de la “Megafarmacia” y se tomaron medidas para desconcentrar los servicios.
Veremos si se trata de recuperar el rumbo ante el desmantelamiento que heredó AMLO.
Sí, creo que hoy la Dra. Sheinbaum confirmará que su gobierno es básicamente de continuidad. No sé si le dé para llamarlo “segundo piso”, ya que ello implicaría modernización y sombra sobre el legado de su antecesor. Considero que no se está dando ni una ni otra cosa y sí, se reitera el rumbo, por lo que hoy yo no espero buenas noticias.