Ese engendro llamado miedo

Cuando la Presidenta Sheinbaum resucitó la propuesta oficial de una reforma política, también reveló el miedo oficialista a perder el poder. El que un gobierno que controla todo haga esa propuesta provoca la pregunta: ¿si Morena logró la mayoría calificada en ambas Cámaras del Congreso en la última elección bajo las actuales leyes electorales, qué necesidad tiene de abrir la caja de Pandora, buscando una nueva ley electoral aún más controladora y cerrada?

¿De dónde proviene su miedo a perder el poder? El miedo de Sheinbaum es el miedo que comparte con López Obrador, autor intelectual y material del Plan “C”. El ex presidente propuso un plan para asegurar la continuidad histórica de la 4T. Claro, la derrota del MAS en Bolivia es muestra de la fragilidad de esos proyectos populo-autoritarios, pues Hitler también pensó que el Tercer Reich iba a durar mil años.

Quizá la 4T sabe íntimamente que el poder es un artículo frágil que puede perderse en cualquier momento. Por ello, el Plan “C” pretende organizar un asalto al Estado, provocando lo que sería, en los hechos, un golpe de Estado desde dentro del mismo Estado.

Sus ejes de acción así lo indican. Eje 1 requiere el debilitamiento de las instituciones del Estado o, en su caso, su completa colonización por parte de agentes leales. Así, avanzó sobre el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional como factores no solo de estabilidad y control, sino de lealtad política a la 4T. Normaliza la asociación con el crimen organizado como factor de ¡estabilidad política!

Eje 2 convocó a la ocupación y alineamiento de los tres Poderes del Estado: Ejecutivo, Legislativo y Judicial al proyecto político de la 4T.

Eje 3 activó el proyecto de subordinar a los órganos autónomos del Estado a una autoridad administrativa. Así, desaparecen como tales el INAI, INE, Banco de México, Tribunal Federal Electoral y todos los reguladores económicos autónomos.

Eje 4 requiere consolidar las empresas del Estado como PEMEX y CFE, contrariando el mandato de mercado y competencia impuesto por el T-MEC.

Eje 5 obliga a la constitucionalidad y obligatoriedad de todos los programas sociales, como instrumentos de lealtad y control sobre amplios sectores de la población.

Eje 6 plantea la necesidad de una reforma electoral para reducir la competitividad de las elecciones, reduciendo los espacios disponibles para la oposición y también su financiamiento público. Se mantienen las elecciones, pero en un ámbito más reducido y controlado por el gobierno, incluyendo el recuento de los votos y el anuncio de los ganadores por funcionarios del gobierno. Ya hubo un primer ejemplo de ello durante la elección del Poder Judicial.

Eje 7 fomenta la polarización social entre gobierno y oposición, acompañado de una progresiva radicalización de las posturas políticas de la 4T con relación a la democracia (cada vez más restringida y limitada) y las relaciones internacionales (cada vez más inclinadas contra Estados Unidos y para favorecer a los regímenes populo-autoritarios en América Latina y a favor del bloque China-Rusia).

Eje 8 promueve menos tolerancia hacia los medios de comunicación que critican al gobierno. La persecución de periodistas y comunicadores se vuelve una política de Estado.

Eje 9 busca limitar la expresión ciudadana en redes y por vías de protesta. El uso de leyes para encarcelar, castigar o multar a ciudadanos que critican a personas o políticas del régimen se vuelve una práctica “socialmente aceptada” por el gobierno y su partido. 

Eje 10 es el más discreto de todos los ejes. En él los actores políticos principales, temiendo la finitud de sus proyectos, diseñan rutas de escape, acumulando riquezas fuera del país o buscan posibilidades de asilo político (como en Cuba, por ejemplo). También promulgan leyes que les otorgan amnistías o leyes de punto final para crímenes pasados.

La existencia de todos estos elementos en la actualidad en los planes y el quehacer de la 4T proporciona una mirada microscópica sobre un gobierno poderoso y controlador que, a la vez, se siente vulnerable y frágil. Es abusivamente fuerte y, al mismo tiempo, tiene miedo.

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