Hoy quiero hablarles sobre la antifragilidad, un concepto que considero una especie de «resiliencia 2.0». De hecho, es un tema que abordamos en nuestro curso «Empresas Inusuales» en la Academia Novarum. https://academia.novarum.mx
El término fue acuñado por Nassim Taleb, el mismo autor de «El Cisne Negro». Pero, para entender la antifragilidad, primero debemos hablar de la resiliencia.
El origen de la resiliencia
Contrario a lo que muchos piensan, la resiliencia no es un término que nació en la psicología o el desarrollo personal. Proviene de la ciencia de los materiales.
En la ingeniería, se realizan pruebas de tenacidad y resiliencia. En ambas, un objeto pesado golpea una pequeña barra de acero.
- En la prueba de tenacidad, la barra se rompe, y se mide la energía absorbida en la fractura.
- En la prueba de resiliencia, la barra se deforma, pero no se rompe. Absorbe energía, pero recupera su forma.
Por eso, cuando hablamos de ser resilientes, nos referimos a la capacidad de recuperarnos de un golpe fuerte, ya sea en la economía, en la familia o en nuestra vida personal. La idea es «volver a ser los mismos».
La utopía de la resiliencia
Sin embargo, esto de «volver a ser los mismos» es una utopía. Después de una experiencia como la pandemia, no volvemos a ser iguales. Aprendimos, y ahora somos diferentes. Reaccionaríamos de manera muy distinta ante una situación similar en el futuro.
De la misma manera, cuando una empresa supera una crisis, no sigue igual. Se han hecho cambios, se han ajustado presupuestos y estrategias.
La antifragilidad: salir fortalecidos
Aquí es donde entra el concepto de antifragilidad de Taleb. Él dice que después de un evento impactante, no solo sobrevivimos, sino que salimos fortalecidos. Aprendemos de la experiencia.
En el mundo laboral, a menudo se pide que los empleados sean «resilientes», lo que a veces se traduce en «trabajar bajo presión» o soportar sistemas mal diseñados. Esto no es justo para las personas. En lugar de exigir resiliencia, deberíamos diseñar mejores sistemas que promuevan la calidad de vida.
Es cierto que la vida nos presentará situaciones difíciles. Pero la meta no debe ser simplemente «recuperarnos», como postula la resiliencia, sino ser mejores gracias a lo que hemos aprendido, como propone la antifragilidad.
Probablemente, en el futuro, las empresas no buscarán personas resilientes, sino antifrágiles: personas que puedan ayudar a la organización a recuperarse de las dificultades, pero, sobre todo, generando aprendizaje y saliendo fortalecidos.
Reflexión final
¿Están buscando resiliencia o antifragilidad en su empresa? Les recomiendo leer el libro de Nassim Taleb. https://amzn.to/4lPh5Lc
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