Para que su muerte no sea en vano…Miguel Uribe Turbay

Miguel Uribe la democracia te recordara siempre

Uribe no ha muerto

En Memoria de Miguel.

Autor anónimo

Las urnas como respuesta Ante el dolor por el asesinato de Miguel, ¡más democracia, más ganas de votar! Lo de Miguel Uribe nos tiene que acudir a fondo. A esta generación, de la que hago parte, de la que Miguel era exponente ejemplar, nos tiene que hacer reflexionar el asesinato del joven líder político colombiano.

Para que su muerte no sea en vano, miraremos la vida con honor.


Aprenderemos, como colombianos, a elegir siempre aquello que la respete y la honre.
Para que su muerte no sea en vano, sabremos escoger a quienes guíen nuestro destino: líderes que trabajen por el bien mayor, el bien de todos, el bien de la luz y de la vida.

Sabremos discernir entre lo sano y lo insano, entre lo que construye y lo que destruye.
Porque esto no se trata de caminos de izquierda o derecha, sino de ir a lo profundo:
reconocer a quien sirve a la vida, al alma de lo que engrandece,
y apartar a quien sirve a propósitos oscuros.


Para que su muerte no sea en vano, tomaremos decisiones que honren a un país rebosante de belleza en cada rincón, de riqueza en su suelo y de brillo en la luz de su gente.
Para que su muerte no sea en vano, no marcharemos solo un día o unos cuantos;
haremos de cada jornada una marcha por el bien, por los actos que dignifican,
por lo que respeta, por lo que construye, por el amor entre todos.


Para que su muerte no sea en vano, dejaremos atrás las zonas de miedo, desesperanza y huida.
Nos uniremos para construir un país sólido,
defendiéndolo de las sombras que se oponen a los principios universales del bien común.


Para que su muerte no sea en vano, nos levantaremos hoy, mañana y siempre,
llevando el dolor de la injusticia, la incomprensión y la desesperanza
al altar de los sueños que nacen de lo colectivo,
con gente buena, amorosa, inteligente, capaz y valiente.


Para que su muerte no sea en vano, no gritaremos para alimentar el odio
ni levantaremos juicios ciegos;
nos llevaremos la mano al corazón,
alzaremos la mirada a la altura del destino
y, con la sacralidad del silencio, tomaremos la fuerza para actuar, decidir, abrazar la bandera
de un país que merece respeto, que merece proteger la vida,
que nos reclama presencia plena en su defensa.

Para que su muerte no sea en vano, no nos llenaremos de odio, sino de amor.
Amor por nuestra tierra y su diversidad, por la alegría de su gente,
por su riqueza y abundancia, por sus amaneceres y selvas cantoras,
por la sinfonía de sus aguas, por el niño y por el anciano,
por la memoria del pasado y la promesa del futuro.

Para que tu muerte no sea en vano, Miguel,
nos comprometemos a tomar este país con las manos limpias y el corazón abierto,
con infinito amor y con la firme determinación
de defender todo aquello que significa VIDA.

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