Corrupción a la vista, ¿de dónde salió el dinero?

Joyas, viajes y lujos dejan en evidencia a los políticos de ayer y hoy.

Una vieja frase dice que hay dos cosas que no se pueden ocultar: el amor y el dinero. Quienes los tienen, quieran o no, lo demuestran con sus actos, con su conducta, con su forma de vida. Hay varios casos en los que este principio aplica, uno de ellos es la ostentación de la riqueza adquirida (con el origen que tenga, honesto o deshonesto), algo muy especial a quienes se les llama “nuevos ricos”. También hay quienes han logrado la reciprocidad del amor que se le tenga a otra persona, al ser correspondido, y hasta de una pareja de enamorados que publicitan como pueden su mutuo amor.

Pero hay otros casos en los que el dinero mal habido o el amor que es infidelidad o indebido (que a veces es simple interés sexual o monetario) se notan. En ambos casos, hay dos principales actitudes, la de demostrar la nueva riqueza y que la gente diga lo que diga y “me vale” e igualmente de los amores prohibidos.

La corrupción enriquece poco o mucho, y a veces muchísimo, y los corruptos pueden tratar de ocultarla guardando como se dice un bajo perfil, pero otros no se aguantan la tentación y aunque piensan que no se debe mostrar o que “nadie” lo verá, lo hacen con la exhibición de propiedades que sobrepasan sus posibilidades financieras, así como autos, ropa, relojes muy caros, y también dispendio en fiestecitas, viajes de lujo y más.

El caso de la corrupción y enriquecimiento “inexplicables” fiscalmente, es el que más enoja a la población. Políticos que sorprenden con gastos e inversiones muy por encima de sus ingresos conocidos, normalmente toman la actitud de que si lograron burlar las barreras legales para el robo o el abuso de los bienes del Estado, es decir la impunidad, no les preocupa que se les vea su nueva riqueza, la exhiben sin reparos. O les fallan sus intentos de ocultarlo.

En México, como en muchos países, ha habido de todo, quienes han robado o mal usado bienes estatales y caen en desgracia y hasta en la cárcel y quienes, en la mayoría de los casos quedan impunes, muchas veces por el mutuo encubrimiento entre políticos deshonestos.

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